En ocasiones nos ha pasado que algunos de nuestros clientes orientan sus proyectos a «que se vean bonitos«, la estética antes de la función. Al enfocarse en este punto (tan subjetivo) se olvidan de lo más importante: los objetivos del proyecto, ¿qué?, ¿para qué?, ¿por qué?, ¿cómo?.
La forma y la función van de la mano, si sólo nos basamos en la forma es muy probable que el proyecto no funcione. Sobre este tema, Otl Aicher hace una reflexión muy interesante tomando como ejemplo los cubiertos de Laviani Ferruccio, diciendo: «Estos días han aparecido en el mercado los primeros cubiertos con los que no es posible comer».
«No hay en los comercios otros cubiertos comparables en inutilidad, la humanidad avanza. Pero estos cubiertos son bonitos«.
¿Ustedes que opinan?